lunes, 30 de septiembre de 2013

Capitulo 76

Si no podía hacer que la volviera a amar, lo enamoraría como una nueva persona, que él no conocía y que ni ella misma lo hacía. Era un plan muy alocado, incluso ella que estaba loca, lo veía así, pero quería tanto a Paul que estaba dispuesta a hacer lo que sea y por eso ahí estaba Lucille, cruzando una gran puerta de vidrio, siendo recibida por un montón de personas desconocidas y conocidas al mismo tiempo, que en el fondo no sabían de quien se trataba realmente.

La pasaría un rato sola, antes de acercarse a Paul y saludarlo. Era obvio que él la reconocería y sabría que Lucille en realidad era su esposa con una peluca, pero Mía también sabía que Paul le seguiría cualquier juego. Todos bailaban un poco y bebían licores caros con ropa elegante, saludaba con la mirada a amigos suyos que solo se quedaban viendo un rato a la chica desconocida que había llegado a la fiesta y cuando se dirigió a la parte de afuera para tomar un poco de aire, incluso pudo ver a su hermana con George, besándose en ese lugar. Por lo que prefirió dar media vuelta y empezar con el plan oficial. Se encontraba un poco nerviosa, sin embargo, su seguridad regreso cuando de lejos vio a Paul conversando con un grupo de personas, entre ellos, una chica rubia que le coqueteaba notablemente. Si esperaba un rato extra, ella se lo llevaría y eso no lo permitiría. Por un lado, también quería saber cómo él se comportaba en privado con una chica desconocida, así que estaba ansiosa, muy ansiosa por descubrir todo aquello.

Seductoramente, camino hacia el, parándose detrás suyo. La única opción que había era tocarle el hombro para llamar su atención y eso hizo con la punta de uno de sus dedos, sintiendo como él se volteaba y se le quedaba viendo unos instantes a los ojos con confusión, para después mirarla de pies a cabeza y sonreir un poco, esperando a que ella soltara algunas palabras. La había reconocido, pero le parecía graciosa la manera en que estaba vestida esa noche. No obstante, le llego una nueva sorpresa, al escucharla presentarse con un nuevo nombre y como si nunca si hubiesen visto.

-Me llamo Lucille y tus debes de ser….Paul McCartney, ¿no es así?
-Si, así es
-Es un gusto en conocerlo
-Igualmente. Contesto contrariado, tratando de saber que se traía Mía entre manos
-Siempre he querido conocerte, me gustan un poco tus canciones
-¿En serio?, eso me halaga, gracias
-Especialmente Yesterday, es muy bonita
-Sí, igual es una de mis favoritas, o eso creo
-Deberías de estar más seguro, de verdad vale la pena creerlo
-Ya lo sé. Replico un poco incomodo, ocurriéndosele algo casi en el acto. -¿Quieres ir a tomar algo?
-Me encantaría. Contesto la chica con satisfacción al ver la primera fase de su plan finalizada con éxito

Pidiendo un trago muy diferente al que Mía pedía con regularidad, le dedico una sonrisa a Paul y comenzó a tararear una canción que sonaba, haciéndolo reír. En realidad, el tenía ganas de reír, desde hacía rato por lo graciosa que se veía Mía con una peluca y por como actuaba de manera tan diferente y Mía conociéndolo bien, lo dejo reírse hasta el cansancio, hablándole hasta que tomo aire y le dio un sorbo a su whiskey.

-Me gusta cómo te ríes. Comento ella sonrojada
-Y supongo que tú te ríes mejor por lo hermosa que eres
-¿Soy hermosa?, gracias
-¿Escuchas eso?
-¿Qué?
-La música, es jazz, es extraño que pongan jazz en una fiesta de mediados de los 60’s
-¿Quieres ir a bailar?
-Bueno, no siempre una chica me invita a bailar así que adelante

Lo único que no pudo ocultar en su nueva personalidad o rol, era su gran y exquisito gusto por el jazz y Paul convenciéndose de que esa tal Lucille de verdad era Mía. Decidió totalmente seguirle el juego para descubrir que tramaba o quería hacer con él, empezando en medio de esa pista de baile donde ambos se guiaban y reían y aceptaban, esa nueva aventura juntos.

…………………………………………………………………………

Con una sesión de besos intermitente, George y Sarah acabaron detrás de un arbusto donde nadie los podía ver. La fiesta se les hacia aburrida, incluso esa nueva forma de escaparse también, pero George era insistente y no dejo que Sarah se soltara por varios minutos, en los que con una risa histérica termino sentada en el piso, donde se encendió un cigarrillo y lo invito a sentarse a su lado.

-Recuérdame no volver a venir a estas fiestas elegantes hechas en hoteles. Comento aburrida con el cigarrillo en la boca
-Lo hare, a mí tampoco me gustan mas
-¿Crees que alguien nos haya visto?
-No, ¿Por qué?
-No lo sé, me da vergüenza
-Nadie nos vio, tranquilízate
-Si algún conocido hubiera venido no estaríamos tan aburrido
-Escuche que invitaron a Paul y tu hermana, pero no los he visto
-No creo que Mía haya venido, siempre se queda en casa
-Es verdad, ojala hubiesen invitado a Ringo y Victoria entonces
-¿Ringo y Victoria?, no, me aburren
-¿Te aburren?
-Si, a veces
-A mi no, me caen bien
-Especialmente Victoria, ¿no?
-Por supuesto, es una gran chica

Escuchar a George, decir ese tipo de cosas, le era raro a Victoria, que levantándose incomoda, se sacudió el vestido negro que llevaba puesto y comenzó a caminar hacia la entrada. Confundido, George la siguió, haciendo que parara un momento, para preguntarle que le pasaba. Él lo suponía, pero quería escucharlo directamente de ella y no de sospechas.

-¿Qué pasa?, ¿Por qué te fuiste así?
-Siempre estás hablando de Victoria
-¿Hablando de Victoria?, ¿Cuándo?, realmente no me he dado cuenta
-No te hagas George, todavía la quieres, siempre la invitas a casa o ella te invita a la de ella
-Para practicar con el sitar, no para nada mas
-Todavía la quieres George, lo se
-Deja de decir estupideces Sarah, yo quiero a Vicky solo como una amiga, en serio
-¿Me lo juras?
-Te lo juro

Sin embargo, Sarah no seguía muy convencida y aun molesta, emprendió su camino hacia el auto de ambos que los esperaba en el estacionamiento. Esa era una de las cosas que George mas detestaba de la chica, pero la amaba y no deseaba que ella pensara cosas que no eran, menos si se trataba de una de sus ex novias.

Perdiéndola de vista unos segundos, George empezó a correr apenas la vio de lejos caminando rápidamente por la salida. Sarah llevaba los ojos llorosos y el estaba desesperado por hacerla entrar en razón, pero debía calmarse y parando de correr, llego tranquilamente al auto donde Sarah ya lo esperaba sentada adentro. Estaba seria, como casi nunca, no obstante, esto le importo muy poco, porque entrando al auto, se dispuso a hablar con ella, ahora de una manera más calmada.

-Tienes que creer en mi Sarah. Dijo de primero, con el cigarrillo aun entre sus dedos
-¿Cómo?, es difícil. Contesto ella en un susurro, intentando no comenzar a llorar
-Lo sé, pero entre Vicky y yo ya no hay nada, ella ama a Ringo
-¿Y tú me amas a mi?
-Por supuesto
-Es raro, ¿no crees?
-¿Qué?
-La forma en que llegamos a estar juntos
-Sí, pero en general nuestra vida es rara

Respirando profundo, George encendió el automóvil, sin hablar y ella sin intentarlo. Porque en el fondo había otra cosa que los incomodaba y que pronto estallaría.

………………………………………………………………………………

Conquistándolo por completo, Mía logro que Paul la llevara a un hotel como Lucille, entrando a la habitación mientras se besaban con desesperación y se desvestían mutuamente poco a poco. Por lo general, Paul llevaba a la cama a una chica que esa misma noche había conocido, pero Lucille en el fondo era su esposa y le importo menos. Sin embargo, Lucille muy en el fondo lo era, porque tenía menos clase y lo cuestionaba menos. En general, se comportaba como cualquier chica que recién había conocido y recién le había llamado la atención y eso le divertía tanto a él como a ella, porque con brusquedad y solamente en bragas, la chica paro de besarlo y se fue a servirse una copa de vino que estaba en una mesa cercana de cortesía. Entendiendo mejor lo que ella quería, pero un poco molesto por haberlo dejado de esa forma, se metió en el baño, saliendo minutos después donde acostada en la cama viendo el techo. Tenía muchas ganas de hacerla suya ahora mismo, pero ella quería que las cosas fueran más lentas o eso creyo…..
-¿No vas a venir aquí conmigo?. Le pregunto con una media sonrisa, señalando el campo vacio que había a su lado
-¿Puedo?
-Por supuesto
-Pensé, que querías estar un rato a solas. Replico distraído, haciéndola reír en el acto
-Para nada, quiero estar contigo. Contesto abrazándolo por detrás, al verlo ya sentado a su lado
-Entonces significa……
-Significa que es hora, ya no quiero esperar más, te deseo. Dijo en un susurro cerca de su oído que lo excito más lo que quería
-Yo también muñeca

Comenzando a besarla de nuevo, ella aprovecho para ayudarlo a quitarse el pantalón, al mismo tiempo en que Paul le besaba los senos y se aferraba más a él. Lo atraparía de nuevo, estaba segura, Lucille no había sido creada en vano, mucho menos cuando todo finalmente finalizo y se quedaron exhaustos de lado, mirándose a los ojos.

-¿Te divertiste?
-¿Debo divertirme?
-Eso creo
-Pues sí, me divertí
-Espero volverte a ver
-¿Quieres mi numero?
-Obvio, esto se tiene que repetir

No obstante, Paul iba a tener que esperar un rato mas para obtener su número de teléfono, porque ella no quería que la velada quedara ahí y sonriente lo invito a un baño en la tina que estaba en el baño, donde podían  seguir relajándose y conociéndose…..por segunda vez.

-Creo que esto no fue tan mala idea. Comento el chico mientras se acomodaba en la tina una vez estuvo ya llena de espuma
-Sí, es verdad
-¿A qué te dedicas?, no pude preguntarte sobre eso en la fiesta
-A nadie en específico
-¿En serio?
-En serio
-¿Eres groupie entonces?
-No, odio las groupies, además, no podría serlo, porque no soy tu fan
-Pero dijiste que gustabas de mis canciones
-Pero no de tu banda

Dándole un poco de razón, se acerco un poco a ella, donde le planto un pequeño beso que la sonrojo y lo hizo reír. Pero no, ella no quería verse como la débil y sumisa, así que de nuevo de manera seductora, le acaricio el pecho antes de preguntarle algo que él no se esperaba.

-¿Te gusto?
-Me encantas
-¿Sigues queriendo mi numero?
-Siempre
-¿Y tu esposa?
-Al carajo mi esposa, Lucille

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Haciéndole mucha falta Regina, John esa noche, no quiso irse a embriagar como la mayoría de las veces, si no que ir a ver algo que mantuviera el espíritu de ella, muy cerca suyo. Sus pinturas eran la mejor opción y sabía muy bien que en una galería cercana a la plaza de Trafalgar, aun tenían en exhibición unas cuantas. Habian unas que el mismo vio como ella las realizaba y eso le daba un toque más especial.

Viendo su reloj, vio que todavía era temprano y que su Rolls-Royce estaba disponible para ir a la ciudad en el. No iba con algún otro plan y también iría completamente solo, por lo que espero encontrarse con algún conocido en la galería. Esta al llegar, estaba medio vacía, pero eso fue lo de menos para él, cuando vio de lejos una de las obras de Regina y con cautela se acerco a observarla, sonriendo un poco. La extrañaba tanto, que aun recordaba su aroma y sus gestos al pintar. Nunca nadie había querido tanto o amado, porque sentía que comenzaba a amarla de una manera muy especial y ella estaba lejos, quien sabe dónde, mientras él estaba ahí cerca, tratando de olvidarla y al mismo tiempo no. 

No obstante, sus ganas de ver a alguien conocido por allí, se vieron realizadas, porque estaba Dunbar conversando con un chico desconocido no muy lejos de donde John se encontraba. Por lo que rápidamente su presencia llamo la atención y provoco que Dunbar quisiera acercarse a saludar, con sorpresa por verlo ahí a esas horas.

-John, que gusto verte. Escucho John que le  decía alguien, detrás suyo
-Hey, lo mismo digo, no esperaba verte por aquí
-Yo menos, pero pensé en venir a echar otro vistazo, ya sabes que eso hago cuando estoy aburrido
-Te presento a Yanni, un amigo mío, vino hace poco de Grecia
-¿Grecia?, interesante
-Supongo que conoces a John Lennon, ¿no?. Le dijo John a Alex que asintió de inmediato
-¿Yanni es realmente tu nombre?
-No, es Alex pero todos me dicen así
-Ah, ya veo
-Ahora vive conmigo
-¿Si?, no lo sabia
-La novia de John, hizo estas pinturas
-No sabía que tu pintura era artista
-Lo es y estoy muy orgulloso de ella, ¿tú qué haces?
-Soy mecánico pero invento cosas
¿Cosas?, como qué?
-Estoy haciendo algo que se llama “La caja de nada”
-¿Qué hace?
-Tienes que verla primero
-Si quieres puedes venir cualquier día a nuestro departamento, esta es la dirección. Dijo Dunbar, dándole un papel donde recién lo había apuntado
-Bien, iré entonces

Iría mas que todo por curiosidad de saber que era esa caja extraña que el chico le había mencionado, pero no iría ahora. Primero tenía que encontrar a Regina, a ella también le iba a interesar ese extraño invento y necesitaba pedirle disculpas por milésima vez, aunque fuera con la locura más grande de la historia…….

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A la mañana siguiente, todo volvió a la normalidad, Mía estaba en la cocina haciendo un pastel, mientras Victoria jugaba con Isabelle y los perros en el jardín y su hermana llegaba a ayudarla porque no tenía ganas de hacer algo más en su casa. Los chicos estaban en el estudio, Lucille por el momento estaba en el olvido y todos actuaban de forma común, sin nada interesante que hacer o decir. Sin embargo, como era usual, todo quería ahora complicarse nuevamente al Sarah no solo llega a ayudar con el pastel, si no que a quejarse y a desahogarse. Entre una crisis existencial que ahora involucraba a terceras personas. Mía, como de costumbre, solo se limito a escucharla, pero un nombre la hizo reaccionar y parar de hacer lo que hacía.


-¿Victoria?, ¿Qué tiene que ver Victoria en todo lo que cuentas?
-Que George solo llamarla e invitarla a cosas, estoy harta
-¿Estas celosa?
-¿Celosa?, nada que ver, solo me molesta, yo soy su esposa, se supone que debe prestarme atención más a mí, no a su ex
-Calla que Vicky está afuera y puede escucharte
-Para lo que me importa

Lo malo es que Victoria si había escuchado, ya que sin querer lo había hecho detrás de la puerta de la cocina cuando se dirigía a esta para prepararle la merienda a Isabelle.

Sarah seguía resentida por las atenciones de su esposo hacia ella y aunque lo habian hablado la noche anterior y se suponía que todo estaba bien entre ellos, esa amistad que tenia con la chica, la seguía perturbando y Victoria muy preocupada, se quedo ahí parada hasta que reacciono cuando escucho la puerta abrirse y se encontró con Sarah y Mía de frente.

-Vicky, ¿Qué haces ahí parada?. Pregunto Mía un poco nerviosa
-Yo, solo…..solo iba a hacerle algo de comer a Isa, pero ya me voy. Contesto cabizbaja, a punto de darse media vuelta
-No, no te vayas todavía, ¿Qué sucede?, no te ves bien
-No es nada Mía, es solo que no me gusta ser un problema
-¿De qué hablas?
-Sarah, yo no quiero estar con George, yo estoy enamorada de Ringo, ¿entiendes?. Pero si tanto te incomoda mi amistad con él, me voy a alejar

Sorprendidas, al escucharla decir eso, se quedaron calladas viéndola a los ojos, mientras Victoria de nuevo se daba media vuelta y se disponía a seguir su camino al jardín. No obstante, Mía no permitiría que las cosas terminaran de esa forma y Sarah tampoco. Alcanzando a la chica con un suave jalón de brazo.

-Vicky, no es lo que tú crees, Sarah es un poco celosa, pero a veces, no siempre
-No Mía, no la engañes. Sí, estoy muy celosa y enojada, pero yo no puedo hacer nada. Dijo Sarah muy apenada
-Pero yo sí. Replico Victoria igual que ella. – Hice mal en hacerme amiga de el-
-No, no hiciste mal Victoria, no exageres
-En realidad, hice mal en meterme en todo esto, estaba bien antes de conocerlos a todos, muy bien
-¿Qué tratas de decir?
-Me voy Mía, es mejor que regrese a mi antigua vida, de verdad no quiero ser un problema para nadie y menos para ti Sarah

Todavía cabizbaja, recogió su bolso y se despidió de Isabelle con un beso en ambas mejillas, ignorando las preguntas de la niña y las miradas de Mía y Sarah que en silencio la vieron abrir y cerrar la puerta principal, para desaparecer de su vista.  Sin saber por cuánto tiempo exactamente.

Sarah, muy arrepentida de haber dicho todo aquello, quiso alcanzarla y pedirle las disculpas que antes quería pedirle, pero Mía la detuvo y encogiéndose de hombros, esta se devolvió a la cocina, dejándole el problema solo a ella, que ahora debía solucionar sin ayuda……..

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Después de una de las sesiones diarias en el estudio, los chicos fueron llamados por Brian a su oficina, donde este les daría una noticia. A ninguno le agradaría mucho, pero ya era necesaria en el grupo y Brian estaba muy feliz de haber conseguido algo bueno para ellos y de dárselas. Los acompañaba Mal Evans como siempre en esos casos y cansados por lo poco que casi todos habian dormido la noche anterior, se sentaron en la sala de espera, mientras su manager terminaba de arreglar algo y los llamaba.

-Siempre nos hace esperar una hora, la próxima llego tarde. Comento John con fastidio, ganándose la mirada reprobatoria de Mal y Ringo
-Nunca nos hace esperar una hora, no exageres. Replico George un poco de acuerdo
-Mejor me voy a hablar con Paul, ustedes son unos amargados

El chico, que estaba sentado en un sillón un poco aparte, vio acercarse a John que con ansias le preguntaría que le pasaba. Desde que lo vio ese día, lo veía más callado de lo normal y sabia que el necesitaba hablar con alguien, por lo que ese era el momento perfecto para hacerlo.

-Que cara tienes, veo que llegaste muy tarde de la fiesta anoche
-Si….y que fiesta
-Supongo que la pasaste bien con alguna chica
-Sí y no sabes qué especial era
-¿Si?, ¿Por qué lo dices?
-Se llama Lucille o mejor dicho, Mía Robinson con una peluca, vestido provocador y labial rojo intenso
-¿Qué?, no entiendo nada
-Mía se hizo pasar por una chica desconocida para seducirme y llevarme a la cama
-¿Es una broma?, es lo más gracioso que he escuchado
-Y astuto, ¿no crees?
-Bastante, ¿y que ya hablaste con ella sobre eso?
-No, le seguiré el juego, al principio lo pensé un momento, pero cuando se fue y me dejo solo en ese cuarto de hotel lo decidí
-¿Y cuando llegaste a casa que paso?
-La encontré con su pijama y sin la peluca, dormida en nuestra cama, como si nunca hubiese salido de casa
-Solo a ti te pasan cosas interesantes Paul……

En esos momentos, la secretaria de Brian les informo que ya podían pasar, haciéndolo uno poco uno con algo de pereza. El hombre estaba sentado detrás de su escritorio, esperándolos con paciencia y calma y sacando unos papeles de uno de los cajones que tenia al lado.

-Me da gusto verlos de nuevo, ¿Cómo van las grabaciones?
-Bien, muy bien. Respondió Ringo con voz pausada y distraído con unos lapiceros que tenía al frente
-Espero que finalicen pronto, porque en un mes y medio nos iremos de gira
-¿Gira?
-Si Paul, gira, la gira de este año, nos vamos por países de Asia que no conocen, logre conseguir unos buenos tratos allá y tocaran en un lugar de Japón donde no se acostumbra que actúen bandas
-¿Haremos gira por Estados Unidos?
-Si, también, pero después de tocar en Alemania y alla
-¿Y cuando empezara oficialmente?
-Finales de junio, también tocaran en Alaska y aquí en Londres

Esperaban esa noticia desde hacía semanas, pero ahora al escucharla y saber que faltaba poco para que empezara, se empezaron a sentir un poco raros, porque ya estaban acostumbrados a estar solamente ahí en Londres con sus familias y ya estaban cansados de las giras y los gritos incluidos. Por más que a veces la pasaran muy bien….y que esta llegara a ser muy diferente al resto.

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Feliz por estar en su ciudad natal, Cynthia miraba por la ventanilla del auto, las calles y cielo gris, mientras Julian y Daniel hacían lo mismo. Finalmente estaban en Liverpool, el viaje había sido un poco largo y cansado y Daniel estaba tenso por el hecho de conocer una ciudad nueva y sobre todo, conocer a su suegra. Sin embargo, Cynthia lo tranquilizaba de vez en cuando y le aseguraba que a ella le caería bien. No obstante, estar ahí, resulto ser diferente, la ciudad seguía igual que siempre pero ahora Daniel no solo estaba tenso, si no que igual de feliz al ver a Cyn de igual modo. Tanto que comenzó a pensar en algo para no hacerla pasar más tiempos largos lejos de esa ciudad que ya le estaba comenzando a gustar más que 
Londres. 

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Hola chicas, ¿como están , al fin estoy de vuelta con este capitulo largo, que les dejo por aquí. Perdón por no haber publicado la semana pasada, no estaba en mi casa y tenia mis exámenes finales. No se como me habrá ido, pero lo que si se es que ya estoy fuera de ese sistema educativo que tanto odio desde la niñez y ando celebrando como nunca. Ahora ya estoy en vacaciones y puedo publicar mas seguido aunque esto ya vaya a terminar. Espero que les haya gustado el capitulo, espero sus comentarios y de nuevo: perdón por la demora :) 

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capitulo 75

No sé cómo empezar esto, la verdad es que no me llega a la mente ningún detalle con el que pueda dar comienzo a un nuevo capítulo de esta historia. Solo sé que  ahí estaba Mía, parada totalmente cohibida entre ese gran salón. Buscando a alguien que no quería ver y arrepintiéndose un poco de estar ahí. Tan solo horas antes, había descubierto que Paul  no la llevaba a los eventos, en los que ambos estaban invitados. Quien sabe por cuánto le había ocultado esas invitaciones y a cuantas había ido, con la excusa de iría a la casa de un amigo o a un pub. Con algunas dudas, se sumergió entre la multitud con voces mixtas y ensordecedoras, para ver a Paul al otro extremo del lugar, conversando con un chico. Este le recordaba a un amigo de él, que más de una vez había llegado a la casa y era uno de los que a ella le atraía, por lo que espero a que se separara de Paul para acercarse y hacerle ver que su mentira ahora era un hecho que por tonta nunca sospecho.

Desesperada, se cruzo de brazos, mientras algunas personas la reconocían y la observaban inquisitivamente por algunos vagos segundos. Era incomodo, porque era la única sin compañía allí, no obstante, Paul rápidamente quedo solo al igual que ella, dándole la oportunidad que tanto estaba esperando.

-Mía, ¿Qué haces aquí?. Pregunto el chico con mucha sorpresa, apenas la vio acercarse a el
-Bueno, me invitaron y como no tenía nada que hacer, Victoria se quiso quedar con Isabelle y vine
-Pero….yo. Balbuceo con nerviosismo, esquivando su mirada
-Sí, si ya se, viniste sin mí, pero descubrí la invitación en la gaveta de tu mesa de noche y no quise perderme la fiesta
-¿Podemos hablar afuera?. Le pregunto repuesto y con seriedad
-Por supuesto, aquí hace calor de todos modos

Agarrándola del brazo con fuerza, prácticamente la arrastro hasta la salida trasera, donde un parqueo solitario los recibió. Paul todavía estaba sorprendido de ver a Mía ahí, hablándole con tanta naturalidad, pero la conocía y sabia que la chica estaba molesta con él, por ocultarle tal cosa. Así que respirando profundo y queriendo que no hubiera una discusión como las muchas que daban lugar entre ellos, las últimas semanas. Le sostuvo ambas manos y la miro a los ojos un momento, empezando a hablarle en voz baja, las razones del porque no la llevaba nunca a esas fiestas.

-No quiero que te moleste conmigo, es solo que…..
-¿Qué?. Pregunto Mía con insistencia, mostrando sus primeros signos de su aparente  enojo
-A ti y a mí, siempre nos empieza a atraer otras personas en estos lugares y yo no quiero que la gente descubra lo que hacemos. Contesto finalmente, con la cabeza gacha, como arrepentido de haber tomado esa decisión ya que le empezaba a parecer muy inmadura
-Entiendo, igual no estoy enojada
-¿No?
-No, no es la gran cosa y creo que tienes razón
-¿Entonces todo bien?
-Sí, supongo….

Pero Mía si estaba molesta con él, tenía ganas de escupirle y golpearle. Conteniéndose porque ya estaba harta de discutir con él y no quería alejarlo aun más. Lo único que le quedo por hacer, fue irse de ahí, dejando a Paul en la fiesta después de insistir en irse con ella a casa. Se había negado, porque no iría a casa, iría a otra parte, en donde estuvo después de agarrar un taxi. Era la casa de Thomas, podía ser ya tarde, pero a el no le molestaría verla ahí y por eso toco el timbre sin mucha espera. Viéndolo abrir la puerta en pijama y medio dormido, momentos después.

-Mía, que bueno verte otra vez, pasa
-Discúlpame, no sabía que estas durmiendo, creo que tuve que haber llamado antes, yo solo…Dijo rápidamente, muy apenada
-Tranquila, no pasa nada, no me molesta en lo absoluto
-¿En serio?, por un momento pensé que me odiabas por interrumpir tu sueño
-Nada que ver, ¿quieres una taza de té?
-Sí, me encantaría

Por más sueño que tuviera, la presencia de Mía le alegraba la noche y le sentaba mejor que dormir. Todavía sentía amor por ella  y tenerla ahí, era de lo más agradable en el mundo. Por suerte, Mía ya no lo ignoraba tanto como antes e inclusive había ido a buscarlo a las 11 pm, dispuesta a hablar de lo que fuera con él.

-Thomas, tu sabes que no soy muy feliz, ¿cierto?
-Cierto, lo note desde que te vi otra vez
-¿Qué crees que deba hacer?
-Lo que el corazón te diga, es el único en el que podemos confiar…..

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En la tarde, las sesiones del disco en los estudios Abbey Road, se hacían dueñas del tiempo de los chicos. Concentrándolos en el nuevo proyecto con mucho entusiasmo. Desde el disco anterior que estaban experimentando con muchas cosas nuevas y aunque no eran los únicos, les daba confianza en seguir con sus ideas nuevas. Esa tarde, recibirían una visita muy especial que los acompañaría un rato. Se trataba de Mick Jagger que estaba por sacar un disco con los Rolling Stones y tenía tiempo libre. Las dos bandas se conocían desde un par de años atrás y todos eran muy buenos amigos, ahora invitándose a las sesiones cada vez que podían. Ninguno se copiaba ideas o melodías, todos eran lo bastante creativo para asistir a una sesión con simpatía y sin ningún otro vil propósito. John fue el primero en recibir a Mick, antes de que todos en general lo saludaran casi al mismo tiempo. Incluso Paul, que se quito unas gafas que llevaba puestas, apenas lo vio.

-¿Quieres?. Le pregunto John enseñándole un porro recién armado que sostenía entre sus dedos
-Sí, ¿Por qué no?

El consumo de marihuana era aceptado en el estudio, nadie decía nada, ni siquiera George Martin y por eso todos lo hacían y le ofrecían a sus visitas. Mick era lo bastante consumidor de eso, como ellos, que no se pudo resistir, sentándose en frente de una mesa que pusieron de improvisto cerca de los instrumentos.

-Escuche que le quitaste la esposa a Dunbar. Comento John medio en broma, dirigiéndose a Mick
-Yo no le quite la novia a nadie John
-Ya lo sé, solo bromeaba, pero si estas con Marianne, ¿verdad?
-Sí, dejo a John hace poco

La mayoría –sobre todo Paul- ya conocían esa historia, pero para John era inevitable no hacer ese tipo de comentarios y aun así a Mick no le incomodo, porque John no había sido el único en hacérselos.

-¿Qué canción llevara un sitar?. Pregunto el chico con curiosidad, señalando este instrumento que estaba al lado de George
-Tomorrow Never Knows, ya llevamos varias tomas pero creo que todavía no llega la definitiva. Replico Paul, pasándole los papeles donde estaban las letras de las canciones con que iban a trabajar ese día
-¿Esta es tuya?. Le pregunto señalándole Got To Get You Into My Life
-Sí, es mía
-¿Se la dedicas a tu esposa?
-No, ¿Por qué todas las canciones de amor que hago tienen que ser para ellas?
-Porque eres un romántico. Explico Ringo entre risas
-¿Y esta otra es de George?, me gusta lo que dice
-¿Taxman?, si yo la hice. Respondió el chico con orgullo, ganándose las burlas de John
-Por lo menos mi canción no es tan extraña como al tuya John
-¿Por qué lo dices George?
-John se tomo su buena dosis de LSD cuando se inspiro en el estilo de la canción, cuando la escuches sabrás porque

Mientras tanto, en la casa de Mía y Paul. Sarah, Victoria y la anfitriona,  se encontraban en el jardín conversando, luego de que Victoria llegara a ver a Isabelle y Sarah a almorzar con su hermana. Estas dos últimas no se hablaban demasiado, pero todo dio vueltas, cuando Victoria conto que Mick Jagger estaría de visita en el estudio esa tarde. Sarah y Mia que eran gran fans de él, dieron un gran salto y la acorralaron en su asiento para interrogarla. Dispuestas a saber un poco más sobre ello.

-¿Quién te lo dijo?
-George, me lo conto cuando veníamos de camino a aquí
-¿Estás segura?, ¿no dijo que sería otro día o algo así?
-No, dijo que hoy
-¿Entonces que estamos haciendo aquí?. Pregunto Mía contrariada, poniéndose los zapatos que recién se había quitado, para salir directo al estudio
-¿A dónde vas?
-A conocer a Mick Jagger y tú vienes con nosotras
-Pero a los chicos no les gusta que vayamos, no creo que nos dejen entrar
-Veras que si Vicky, vamos

Encargando a Rose de que fuera por Isabelle a la escuela, como si ella no lo hiciera siempre y no supiera, se encaminaron a Abbey Road con paso rápido, mientras Sarah se ponía cada vez mas ansiosa al igual que Mía y Victoria solo las observaba con diversión, a pesar de que también quería conocerlo.

La secretaria que estaba en el lugar, al verlas pasar, no les dijo nada. Ella sabía que esas chicas estaban involucradas con Los Beatles, así que ya tenían el derecho de entrar sin pedir permiso. Victoria mientras tanto, pensaba que los chicos se enojarían, sobre todo George con ella, pero a Mía y Sarah no les parecía importar ese detalle y regla de “no novias en el estudio”. Tanto así que abrieron la gran puerta que daba al estudio 2, sin pedir permiso o dar aviso de que estaban ahí. Mía encabezaba la fila y haciendo la que iba a ver a Paul, se fue a abrazarlo por detrás mientras le daba un sonoro beso en la mejilla y él se volteaba con impresión, preguntándole con la mirada que hacia ahí. La chica sin muchos preámbulos, quiso ser sincera, pidiéndole a Mal Evans que buscara una hoja y un papel, antes de dar sus explicaciones.

-Vine a conocer a Mick Jagger, me di cuenta que está aquí y no me equivocaba
-Hola, es un placer. Saludo el chico con una media sonrisa, mientras se levantaba y le daba un beso en una de sus manos
-Bueno Mía no fue la única, Victoria y yo también vinimos a lo mismo. Comento Sarah un poco celosa por la última escena
-Esto no es una firma de autógrafos o fiesta, estamos trabajando. Replico Paul con fastidio y vergüenza
-No te preocupes Paul, no creo que a Mick le moleste, ¿o sí?
-No, para nada, para mi también es un gusto conocerlas

Con el papel que Mal recién había traído, las tres se hicieron de un autógrafo, pareciendo fanáticas adolescentes y no las parejas de The Beatles. Fastidiando mucho a  los chicos, que ya planeaban una seria conversación con ellas, cuando llegaran a casa.  Sobre todo cuando Mick las invito a una fiesta muy pronto haría en la suya y aceptaron con emoción.
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Frustrado de ver como Cynthia le hacia la ley del hielo y ni siquiera lo volteaba a ver. Daniel casi se dio por vencido, al llegar a casa y verla escribir una carta. Desde lo sucedido, escribía más cartas que antes y tenía miedo de que estuviera planeando irse.

Decidido a que le hablara o contestara algo, aunque fuera por un segundo, le arrebato la hoja lo mas prudentemente, leyendo lo que ya venía escrito. Era una carta dirigida a la madre de ella, en Liverpool. Al parecer Cynthia planeaba irse para allá un tiempo con Julian  y sin él, frustrándose aun mas, porque lo que temia se estaba volviendo realidad.

-Dámela, no es tu incumbencia. Mascullo la chica, tratando de tenerla de vuelta
-Ah, hablaste por fin. Replico Daniel con alegría, regresándosela de buena gana
-Eres un idiota, no vuelvas a hacer eso nunca más
-¿Te vas a Liverpool?
-Sí, me voy, no quiero verte por un buen tiempo y ya sabes el porqué así que no preguntes
-Cyn, te he explicado miles de veces lo que paso. ¿Por qué no me crees?
-Porque ya he escuchado esa excusa mil veces
-Pero no es una excusa. ¿Quieres que haga algo por ti?
-¿Qué harías por mi?, a ver si tienes imaginación
-Despediría a esa chica ahora mismo

-Estás loco, no puedes hacer eso
-Claro que sí y lo hare ahora mismo

En la oficina, había dejado a la chica trabajando en algo urgente, así que llevando a Cynthia hasta el auto, casi a la fuerza, piso el acelerador como nunca antes en su vida, para llegar antes de que ella terminara y partiera. Perder a una secretaria de un momento a otro, no le era problema, podía conseguir otra en cuestión de días, sin embargo, Cynthia no paro en decirle en todo el camino, que lo pensara un momento y no actuara de esa forma, haciéndose el sordo, porque al final ella eso era lo que deseaba.

-Te dije que haría cualquier cosa por ti y ahora te lo voy a demostrar. Dijo el chico, con autoridad, deteniendo el auto al puro frente del edificio
-¿Estás seguro que ella está ahí?
-Sí, muy seguro

El guarda de la entrada que los saludo con algo en italiano que Cynthia no entendió, les empujo la puerta de vidrio para pasaran sin mucho esfuerzo. El edificio a esas horas ya estaba vacío, muy pocas personas todavía trabajaban en los pisos superiores y el último estaba la secretaria de Daniel, que viéndolo llegar, colgó el teléfono donde estaba hablando para seguir con su pápelo.

-Señor, no sabía que venía de vuelta
-Clarice, estas despedida
-¿Qué?
-Lo que escuchas, lo del otro día no estuvo bien, soy tu jefe y tengo novia. Dijo con claridad y calma, señalando a Cynthia que solo observaba la escena con timidez
-No puede despedirme
-Si puedo, mañana no te quiero ver aquí, ¿me escuchaste?

Estupefacta por como Daniel le hablaba a la chica, Cynthia en el fondo quiso interponerse y decirle que no hacía falta que la despidiera. Pero ya era muy tarde, porque Clarice agarro su bolso y con un bufido se fue, dedicándole una mirada asesina a Cynthia, porque creía que al final eso era cosa de ella y no de Daniel.

-¿Viste?, te dije que haría cualquier cosa por ti. Exclamo Daniel satisfecho con ganas de abrazarla
-Creo que exageraste
-¿Exagerar?, no, estaba trayéndonos problemas y la despedí, pronto me hare de otra secretaria, no es problema
-¿Estás seguro?
-Si, además, me voy a Liverpool contigo y Julian, puedo dejar por escrito que busquen una para que cuando vuelva ya este
-Pero mi madre….
-Tranquila Cyn, yo me encargare de caerle bien a tu madre

La madre de Cynthia, aun no quería conocer al nuevo hombre con el que ella se había ido y ahora vivía. Así que la llegada con Daniel, seria de mucha impresión, pero él se las arreglaría, aprovechando que ahora las cosas con ella, parecían estarse arreglando.

……………………………………………………………………………….

Con una nueva exposición esperándola en Suiza, Regina se encamino al aeropuerto, donde su amiga la dejaría en auto y sería la única en despedirse de ella. Salir del país una semana, le daría un gran respiro y la haría librarse de las llamadas incesantes de John, que a veces le hacía ebrio. Hasta el momento, ninguna de las dos sabía como John había conseguido el número, pero igual era lo menos importante y sentían que el se cansaría pronto de insistir y molestar.

-Llámame apenas llegues
-Lo hare y si John llama, no le digas que me fui
-No, es capaz de irte a buscar y hacer una locura
-Lo se

John, que ahora estaba con Paul, en Kenwood, relajándose un poco para la siguiente sesión de grabación que sería más tarde. No paraba de hablar sobre Regina, la extrañaba y por eso la llamaba diariamente, cosa que hacia otra vez, al mismo tiempo en que Paul solo lo miraba desaprobatoriamente.

-No contesta nadie. Mascullo furioso, tirando la bocina fuertemente
-Pues es que ya ni contestan, deben de estar hartas de tus llamadas
-Pues entonces la iré a buscar Paul
-¿Qué?
-Sí, iremos a buscar a Regina, me canse de rogarle. Le pediré disculpas de rodillas si es necesario
Para que no hiciera ningún tipo de locura extrema, a Paul no le quedo más remedio que acompañarlo, conduciendo el por lo nervioso que se encontraba John. Ambos muy sorprendidos, por como una chica, las cosas se ponían de cabeza, cuando antes no les importaba mucho, perder una novia. La ventana del departamento, no estaba alumbrada, confirmándole a Paul que realmente no se encontraban, pero John no creyendo hasta verlo, se bajo del auto ni bien se había detenido del todo, dirigiéndose al elevador con paso rápido, mientras Paul lo seguía.

-John, tranquilízate, llamaran a la policía si te ven así. Trato de decirle, con un tirón de camisa
-Me importa poco si llaman a la policía o al servicio secreto de los Estados Unidos, yo hablo con Regina hoy y punto

Por suerte, antes de que se adentraran al ascensor, la amiga de Regina estaba llegando del aeropuerto y reconociéndolos, se les acerco corriendo, para enfrentar al chico que no había parado de hacer sonar su teléfono todos esos días.

-Oye tú, ¿Qué haces aquí?
-Vine a ver a Regina, ¿Dónde está?
-Se fue
-¿Cómo que se fue?
-Sí, se fue y no me preguntes donde, no te voy a decir
-No, me tiene que decir, debo verla, hablar con ella
-No John, ella no te quiere ver mas, déjala tranquila

El portero del edificio, que observaba la escena con curiosidad, al escuchar el tono con el que hablaba John y lo molesta que estaba la inquilina del edificio, se acerco a decirle que se fuera por el bien suyo, recibiendo un golpe por parte de John, mientras este le decía que no se metiera. Lo que Paul temía, era una realidad y con un fuerte empujón, lo fue sacando del lugar, visiblemente molesto con él.

-¿Estás loco?, te vas a meter en un problema John y yo también
-Tú cállate, tampoco tienes derecho a meterte
-Si tengo derecho y ahora nos vamos antes de que venga ese hombre a devolverle el golpe o llame a la policía

Un poco de acuerdo con esa opción y resignado, se subió nuevamente al auto, estallando en lagrimas como Paul nunca había visto que lo hiciera. Regina se había ido, quizás para siempre y no sabía dónde, desesperándose por completo. Entre un gran arrepentimiento.

………………………………………………………………………………


La peluca en sus manos, el nuevo tono de maquillaje y el nuevo vestido, reflejaron a una Mía totalmente diferente en el espejo. Ya no era rubia, era pelirroja, ya no llevaba una minifalda o vestido corto maso menos decente, si no  uno provocativo y el maquillaje la hacía parecer una persona completamente distinta, una persona que no era ella y que estaba lista para su nueva misión. Con una media sonrisa de satisfacción, ya no era la escritora del momento o la esposa del Beatle más codiciado del mundo, si no Lucille, la nueva chica de Londres que estaba en busca de una nueva aventura, muy próxima a suceder…… 

martes, 17 de septiembre de 2013

Capitulo 74

Londres, ¿desde hace cuanto no estaba en Londres?, ya prácticamente había perdido la cuenta, la misma que ya no importaba retomar porque estaba de vuelta en su ciudad natal. Debía admitir que había extrañado muchísimo Inglaterra y que por eso había renunciado a su trabajo en Italia para regresar, pero para Thomas había algo mucho más importante por hacer, algo que debía hacer primero y era visitar a Mía. No había recibido respuesta de ella cuando le mando la carta, pero llegar de sorpresa, le resultaba una buena idea.

En su reloj marcaban las 2 de la tarde, estaba soleado pero una brisa muy fresca le soplaba el rostro. Habian taxis disponibles, de eso estaba seguro, pero primero tenía que acordarse de la nueva dirección de ella y recordando que la llevaba apuntada en su agenda, gracias a que Cynthia se la dio en la galería. La saco con cuidado, deteniendo un taxi al mismo tiempo. Estaba nervioso, Mía podía enojarse o alegrarse de verlo ahí, Paul también podía molestarse, sin embargo, este último le interesaba menos y pensando positivamente se dejo llevar, recordando al instante que había visto algo en periódico hacia pocos días que le interesaba obtener. Si le decía al taxista que lo llevara a una librería primero, ninguna negativa se interpondría entre ambos, ya que tanto a uno como al otro, les convenía. Suponía que el hombre conocía alguna que quedara de camino y así fue, porque pocos minutos después, se detuvo frente a una que tenía en la ventana, lo que él buscaba: el libro de Mía. En Italia no faltaba mucho para que este llegara, pero el se había ido antes y quería leerlo y quizás lograr que la chica se lo firmara.

La librería estaba vacía, la única en el mostrador era una chica bastante joven que masticaba chicle y leía una revista de moda. La campanilla de la puerta no logro ponerla al tanto, pero la voz de Thomas si y de un brinco se incorporo, preguntándole que deseaba. La respuesta era obvia ya que últimamente solo llegaban a comprar el libro de Mía Robinson. No obstante, tenía la obligación siempre de preguntarle al cliente que se le ofrecía y escuchando como el chico le preguntaba sobre el mismo libro de siempre, fue a la ventana a recoger el único que quedaba. Entregándoselo mientras le indicaba el precio. Impaciente, Thomas se lo entrego, saliendo casi corriendo por la puerta para que la tarifa del taxi no subiera más de lo debido. Ahora solo quedaba llegar a su destino definitivo y este tampoco estaba tan lejos, porque después de cerrar un momento los ojos, sintió como el taxi se detenía de nuevo, frente a un portón grande y una casa de tres pisos. Los nervios por supuesto se incrementaron y casi se arrepentía de haber ido, pero ya no había vuelta atrás. Solo quedaba tocar el timbre y eso hizo, escuchando la voz de una mujer en el intercomunicador, que preguntaba quién era. La voz no se le hacía conocida pero supuso que era el ama de llaves y con tranquilidad pregunto por Mía, diciéndole que era un viejo amigo suyo llamado Thomas que quería verla.

Para esos momentos, los amigos de Paul estaban en la casa, hablando de negocios y de música, el chico les mostraba algunos adelantos de las nuevas canciones y Mía estaba entre ellos, un poco incomoda ya que Paul de nuevo la venia ignorando demasiado. Rose, apenada, entro al salón y le dijo a Mía en voz baja que alguien conocido la buscaba de nombre Thomas. Sorprendida e incrédula también, se levanto del sillón para salir a buscarlo. Desde la carta, pensó que ya no sabría más de él, pero ahí estaba en su portón esperándola y de verdad así era, cuando Mía lo abrió y lo encontró ahí parado entre tres grandes maletas, mordiéndose las uñas y viendo distraídamente la calle. No parecía Thomas, porque este tenía el cabello más largo que antes y llevaba puestas unas gafas oscuras. Sin embargo, ya ahí no podía ignorarlo y menos cuando al escuchar el ruido del portón, se volteo a verla, embozando una sonrisa en el acto, que a ella se le hizo muy conocida.

-Mía, que bueno volverte a ver
-¿Thomas?, ¿eres tú?
-Sí, disculpa debí quitarme las gafas antes. Contesto con voz temblorosa, quitándoselas en el acto
-Thomas, has vuelto, eso me alegra tanto. Exclamo Mía con felicidad, abrazándolo fuertemente
-Mírate, estas muy hermosa. Ahora eres rubia, tus ojos resaltan más que antes gracias a eso
-Lo sé, pero no hablemos de mi, tu también estas muy cambiado. Pensé que no volverías nunca sabes
-Extrañaba mucho Gran Bretaña, Londres, mi casa y me harte rápido del italiano
-Ven pasa, iremos al jardín porque Paul esta con visitas y no creo que le guste verse interrumpido

Mía sentía que a Paul no le agradaría mucho ver a Thomas ahí, pero no le importo en lo absoluto, llevándolo al jardín, mientras lo ayudaba con las maletas y le preguntaba que hacía con su libro entre risas. Rose ahora que estaba desocupada, se ofreció a llevarles té y galletas y de un momento a otro, ambos se sintieron muy a gusto en compañía.

-¿Por qué no me respondiste la carta que te envié?
-No lo sé, tenía mis dudas pero ahora veo que fue un error
-Si bueno, la verdad es que el error fue mío en mandarla, debo aceptar que tu estas casada y esa clase de cosas puede traerte problemas
-No te preocupes, Paul ni se dio cuenta
-Hablando de Paul. ¿Cómo vas con él?, tienen una bonita casa
-Pues gracias, pero la verdad es que mi matrimonio es el más raro de la tierra
-¿Cómo?
-Ni siquiera preguntes Thomas, solo te dijo que mi matrimonio a veces parece un cuento de hadas y otras una pesadilla

Viendo como a la chica le hacía daño hablar de ese tema, por la no muy buena cara que ahora tenía. Thomas decidió cambiar de tema, sacando el libro que llevaba en la bolsa de la librería. Una de las cosas que más le sorprendía, era el hecho de que Mía se volviera escritora y dejara su profesión de fotógrafa, pero esta le explico el porqué con calma, indagándose mucho al final de la historia.

-No puedo creer que te hayan despedido, fue una idiotez, eras la mejor fotógrafa de ese periódico
-Pues  así son las cosas aquí en Londres
-Entonces hiciste bien en cambiar de aires y dedicarte a algo nuevo, te veo mucho mejor que antes y ahora se porque
-¿En serio lo dices?, eso me alegra mucho
-No he leído el libro, pero supongo que esta bueno, solo este quedaba en la tienda, apenas llegue a mi casa lo leeré
-¿Todavía tienes tu departamento?
-Sí, aun
-Genial, así podre llegar a visitarte sin perderme con direcciones
-Entonces te estaré esperando

Complacida, Mía le dijo que lo haría muy pronto, recibiendo una despedida de su parte poco después, ya que se hacía tarde. Al final, las cosas habian salido bien y el autógrafo que Mía le había acabado de dar, daba buen augurio, porque ambos sabían que eso significaba que su amistad comenzaba otra vez.

………………………………………………………………………….

Aun seria con John, por lo sucedido hacia días en el Rolls-Royce, Regina se encerró en su estudio toda la tarde, dejando al chico solo con Julian, con el televisor de frente y palomitas a los lados. El niño le caía bien, pero John en esos momentos no le simpatizaba mucho, por eso se apartaba y no participaba en ninguna de las actividades que se inventaban. De todos modos estaba inspirada y cuando era así el mismo John sabía que no debía interrumpirla. Sin embargo, esta vez fue la excepción, porque apenas Julian se durmió y lo acostó en su cama, le fue a tocar la puerta a Regina, que le abrió con el ceño fruncido, evidentemente enojada.

-¿Qué quieres?. Le pregunto secamente, evadiendo su mirada
-Solo quiero saber que haces
-No te importa, vete a hacer una canción o algo
-Oh vamos Regina. ¿Todavía estas molesta conmigo?, creo que es hora de superarlo
-¿Superarlo?, ¿sufres de un retardo o te haces?. Pregunto un poco histérica, con las manos en la cintura
-No, yo solo decía, cálmate

Todavía mas molesta por el descaro de John, lo arrastro hasta la salida, cerrándole la puerta en la cara con fuerza. Sus anteriores parejas no habian tenido un carácter tan fuerte y por lo general, no se enteraban de sus infidelidades y si lo hacían, se quedaban calladas. Regina era diferente a ellas y esto ya lo tenía muy claro. No obstante, cuando pensó que la chica ya se había calmado, la vio bajando por las escaleras con una maleta, asustándose mucho, ya que no quería que se fuera y menos sin saber a dónde.

-¿A dónde te vas con esa maleta?
-A casa de una amiga, estoy harta de estar aquí
-¿Qué dices?, ¿de qué hablas?
-Yo no voy a estar con un hombre que me sea infiel John, lo siento, pero tienes que cambiar muchas cosas y mientras lo haces me voy
-No Regina, tú no te vas, ¿me escuchaste?. Mascullo con autoridad, agarrándola de las muñecas
-No, sueltamente John, no hagas las cosas más difíciles
-Tú no te puedes ir
-¿Por qué no?, ya soy una adulta, puedo hacer lo que quiera. Contesto colorada de la rabia, soltándose con brusquedad

Nunca antes había abandonado a un hombre de esa manera, pero eso no lo pensó cuando cruzo la puerta principal y ya un auto estaba esperándola afuera. Era su amiga Susan, que no tardo en llegar después de que Regina la llamara y le preguntara si podía quedarse en su casa unos días. John desesperado y confundido, intento detenerla, incluso cuando esta abrió la puerta del automóvil y empezó a meter su maleta.

-Por lo menos dime a donde te vas
-¿Para qué?, ¿para qué me molestes?, no gracias
-Regina, yo…..yo te amo, no puedes dejarme así
-¿Me amas?, no mientas, deja de mentir y déjame en paz
-Pero es en serio, tienes que creerme
-Tú también tienes que creerme cuando dijo que me dejes en paz

Con un portazo, Regina se subió al auto, arranco este con rapidez, a la vez que desaparecía a lo lejos y John se frustraba cada vez más. Ni siquiera Cynthia lo había abandonado de esa forma, se sentía humillado y triste, teniendo como única solución llamar a Paul, para desahogarse lo que tenía que desahogarse.

…………………………………………………………………….

Las consecuencias de haber ido al circo, llegaron pronto para Ringo y Victoria, que leían en el periódico como el circo estaba siendo criticado y rondaban chismes de ellos habian asistido. >>Por lo menos no sale que me desnude en medio de la nada<< Dijo Victoria entre risas, dándole un beso en la mejilla a Ringo. A veces la chica olvidaba que estaba con alguien muy famoso y que podía meterlo en problemas, pero ella no se preocupaba y más bien reía.

Sin embargo, ya no hubo tiempo para hablar más del tema y ojear el periódico, porque Sarah y George llegaron de visita. Se suponía que solo seria George, ya que Victoria lo había llamado para que fuera a ver el nuevo sitar, pero Sarah que estaba aburrida en casa, quiso acompañarlo. Sin ningún mal pensamiento en su mente o incomodidad.


-¿Y qué te parece?. Le pregunto la chica a George muy emocionada, una vez ya estaba en frente del instrumento
-Es grandioso, te felicito
-Al fin podre aprender como tu
-Lo sé, te tendré que llevar a las clases conmigo
-¿No te molesta?
-Para nada Vicky

Ringo y Sarah que solo los miraban en silencio, se sentaron en el sillón hasta que Victoria les ofreció una taza de café y Sarah propuso acompañarla para ayudarla. En el fondo, extrañada por cómo se trataban Victoria y George. Debido a que habian sido novios antes.

-Es raro que a ti también te interese lo mismo que a George
-Ahora a mucha gente le esta interesando eso, no solo a él y a mi
-Sí, pero como eran novios, pues es raro….

Muy incómoda al recordar la historia que tenia con George, Victoria se concentro en hervir el agua. Teniendo un pequeño presentimiento, sobre Sarah que estaba detrás de ella evitando decir algo más. Sin embargo, el presentimiento se transformo en una afirmación, porque Sarah parecía estar celosa, Victoria lo podía ver en su casara y no queriendo que Sarah la odiara, quiso aclarar todo de una buena vez.

-Sarah, lo que paso entre George y yo quedo en el pasado, ahora solo somos buenos amigos con los mismos intereses
-Ya se, es solo que….
-¿Qué?
-Es incomodo algunas veces
-Te incomodas porque esta Richard, no por lo mío y George
-¿Por Richard?, nada que ver, yo ya a él lo supere, también somos buenos amigos
-Tranquila Sarah, a mi George ya no me interesa más

No obstante, la conversación no pudo seguir, pero George y Ringo llegaron a la cocina, interrumpiéndolas, entre un silencio incomodo, en el que ambas se miraban de reojo. Si había celos, Victoria no se podía explicar por qué y si no los había, Sarah no se explicaba porque Victoria decía todo eso. ¿Acaso sería un mal entendido que llegara a empezar una enemistad?.....

………………………………………………………………………..

Justo como Mía se imagino. Paul llego muy tarde, después de salir un rato con John y este dejar a Julian al cuidado de la chica, jugando con Isabelle y los perros. No sabía a dónde habian ido a desahogar sus penas, pero lo pudo deducir por el olor a alcohol que inundo la habitación. Llevaba toda la noche esperándolo y este se dignaba a llegar ebrio. Al principio no estando muy segura de su estado pero después confirmándolo por cómo se había tirado en la cama con todo y ropa. Preocupada, Mía encendió la luz de la lámpara que tenía en la mesa de noche, dispuesta a quitarle por los menos los zapatos y ver si podía preguntarle donde había dejado a John.

-Paul, Paul. ¿Dónde está John?. Le pregunto en un susurro, cerca de su oído
-En la sala. Contesto entre dientes, con los ojos cerrados ya que estaba medio dormido
-¿Por qué se embriagaron?, ¿Por qué los hombres siempre se embriagan cuando pelean con sus parejas?, es estúpido
-Déjame Mía, es muy tarde para tus regaños
-Solo me estaba preguntando cosas
-Da igual, de todos modos no estoy tan ebrio y no todos los hombres se embriagan porque si tú te vas como Regina, iría a un pub pero a festejar, no a lamentarme

Al escuchar esto, Mía paro de quitarle cosas y se estremeció un poco. El chico podía estar más dormido que despierto y mas abrió que cualquier otra cosa, pero lo que le acababa de decir, no era muy grato y dolida se acostó de nuevo, escuchando como Paul se incorporaba y pretendía salir de la habitación.

-¿A dónde vas?. Le pregunto contrariada, también incorporándose
-A otra habitación, eres insoportable. Contesto casi chocando contra una de las paredes
-¿Pero que hice?, solo te pregunte algunas cosas y te quite los zapatos
-Ese es el problema, que preguntas demasiado y me tratas como a un niño, eres peor que mi mamá cuando estaba viva
-Vamos Paul, son las 3:30 de la madrugada, acuéstate
-No, dormiré abajo con John, con los solitarios
-¿Solitarios?, ¿de qué estás hablando?, estas ebrio definitivamente, acuéstate

Pero Paul no pudo contestar nada más, porque se cayó como su estado lo predijo y provoco que la chica se le acercara sobresaltada, para ver si estaba bien.

-Esto no va a funcionar Mía, entiéndelo. Dijo entre un susurro, de nuevo con los ojos cerrados
-¿Qué no va a funcionar Paul?, ¿qué?, dímelo
-Esto que tenemos, nunca ha funcionado y nunca funcionara
-No digas tonterías, tú no me quieres porque no te da la gana, vives con las cosas malas que te hice
-Si, como salir conmigo para darle celos a Sarah o pegarme con mi guitarra, o dejarme por Stuart, o no despedirte después de que nos acostáramos en Hamburgo y te devolvieras a Londres, o peor: ocultarme a Isabelle dos años. Contesto otra vez entre un susurro, mas inconsciente que consiente
-Ay Paul, ya no sigas, no me hagas sentir más culpable y arrepentida de lo que estoy

Dejando salir unas lagrimas, le sostuvo el rostro hasta que lo abrazo sentada en el suelo y seguía llorando. Todavía no habian empezado desde cero, todavia seguía el rencor y un pasado que los atormentaba y alejaba de a poco. Pero Mía iba a hacer algo para que lo superaran, algo que entre sus juegos ya venía ideando y ahora lo tomaba más en serio…..

………………………………………………………………..

Con indignación y enojo, Cynthia le dio una fuerte bofetada a Daniel, mientras evitaba que sus lágrimas salieran y evitaba que sus piernas la hicieran caer por como temblaban. Lo que había temido, se había cumplido: Daniel le había sido infiel, se había besado con su secretaria y ella lo había visto con sus propios ojos. Ni con las cosas que le hacía John, se había sentido tan lastimada como ahora y no queriendo verlo más por el momento, se dio media vuelta para salir del edificio, escuchando como Daniel la intentaba alcanzar entre un montón de palabras que no entendía….hasta que estuvieron ambos en el elevador.

-Tienes que creerme Cyn, ella me beso
-Todos dicen eso Daniel, déjame
-No, no puedo, te amo, entiéndelo
-Siempre dices eso, yo ya sabía que algo te traías con ella
 -Pero ya te dije que ella me beso, fue inesperado, cuando vi ya estaba sobre mi
-Una vez me dijeron eso mismo y lo creí, pero ahora no lo creo mas
-¿Y qué quieres que haga?
-Nunca debí de haber dejado a John, al menos jamás lo veía besándose con alguien. Tenían razón, no te conozco bien, nos conocimos en un pub, ni siquiera fuimos amigos primero, todo paso muy rápido y fue un error
-No digas tonterías Cyn, no fue un error y el hecho de que nos hayamos conocido en un pub no tiene nada que ver


Impaciente, Daniel prefirió dejarla ir a que ocurriera algo peor. Su secretaria lo seducía desde antes de conocer a Cynthia, pero no la despedía porque era la mejor secretaria que había tenido y ahora era justo el momento en que se daba cuenta que debió de despedirla desde hace mucho. Porque Cynthia no lo quería ver, estaba lastimada y molesta con él y si la perdía, seria de las mayores desgracias de su vida.  

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Con rapidez y deseos de que les haya gustado el capitulo de hoy. Les dejo el link de la novela que les comente la vez pasada http://lyfegosnovela.blogspot.com/  Espero que se pasen y les guste, hasta pronto :) 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Capitulo 73

Evitando ir a casa, después de una larga sesión de fotos que la había cansado más de lo normal. Sarah –que aun estaba molesta con George- aprovecho que sus suegros se entretenían con cualquier cosa en la casa, aprovecho para irle a dar una visita a Mía. El clima estaba tan fresco y el cielo tan azul, que prefirió dejar el transporte de lado e irse caminando, ya que su destino no estaba muy lejos. Varias chicas le pidieron autógrafos en el camino, algunos chicos le hacían miradas coquetas, pero ella ignoro esto último y siguió caminando como una persona normal, hasta ver de lejos a su hermana. Caminando en la dirección contraria pero en la misma acera, por lo que llamándola por su nombre en un grito, se le acerco casi corriendo, recibiendo una mirada contrariada por parte de ella, que se preguntaba que hacia Sarah caminando hacia quien sabe dónde.

-¿Qué haces aquí?
-Iba a ir a verte, pero veo que estas ocupada
-En realidad voy a ir a recoger a Isabelle, si quieres ven conmigo, estoy aburrida

Por lo general, Rose se encargaba de recoger a la niña, pero ese día, la maestra la había citado. Aprovechando la hora de salida para ir a verla. Sin embargo, el acompañamiento inesperado de Sarah, no afecto en lo absoluto y con algunas preguntas trilladas, llegaron a la escuela, donde los niños ya estaban saliendo y algunos padres esperaban al resto. Isabelle era una de las que no se veía afuera, por lo que Mía supuso que aun estaba en el aula y así fue cuando entro y la vio esperándola en la puerta al lado de la profesora.

-Señora McCartney, que gusto verla. Dijo la mujer con una sonrisa amable
-Lo mismo digo. ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué me cito?
-¿Puede pasar conmigo por favor?, necesito hablar con usted en privado
-Si, por supuesto

Dejando a Isabelle afuera con Sarah, sentadas en una banca que estaba en frente del aula, Mía se paro en frente del escritorio de la mujer, mientras esta se sentaba en su silla, ahora con una mirada muy seria, lo que produjo ciertas dudas en la chica que intrigada quiso comenzar con la conversación.

-¿Pasa algo malo?
-Lo que sucede Señora McCartney, es que Isabelle está siendo agredida por algunos niños de grados superiores
-¿Agredida?. Pregunto Mía un poco alterada, acercándose aun más a ella
-Así es, la molestan mucho porque es hija de un Beatle, hoy la encerraron en el baño y a veces le hacen bromas muy pesadas
-¿Es una broma?, Isabelle nunca nos ha dicho nada
-Bueno, a veces los niños se guardan esas cosas porque piensan que es normal o porque les va vergüenza
-¿Y qué piensa que debiéramos hacer?
-Hable con la maestra encargada de los niños y juntas vamos a realizar una reunión con sus padres, pero me gustaría que usted viniera con su esposo y que también traten de hablar con Isabelle en casa

Sarah que ahora estaba en el umbral de la puerta, un poco escondida, escuchando lo que hablaban, se preocupo mucho al recordar que ella quería ser madre y si lo era, su hijo podía correr el mismo peligro que Isabelle al también ser hijo de una persona famosa. No obstante, su preocupación la quiso esconder cuando Mía finalmente salió igual de preocupada que ella y se encamino a la salida sin decir ni una palabra. Provocando que Sarah estallara  en lágrimas literalmente no muy lejos de ella e hiciera que esta se volteara y  se le acercara con más dudas que antes.

¿Qué sucede?, ¿Por qué estas llorando?
-Ay Mía, ahora entiendo porque George estaba inseguro
-¿George?, ¿de qué hablas?
-Le dije a George que quería tener un hijo con él y le conto a su madre en secreto, que no estaba seguro de querer también
-¿A su madre?, ¿y porque a ti no?
-No lo sé, pero eso ya no importa, tiene razón sabes, y la verdad, yo no quiero traer un niño al mundo para sufra como Isabelle ahora
-¿Escuchaste lo que pasa con Isabelle?
-Si

Logrando consolarla, al poco tiempo, Mía se llevo a Isabelle alzada hasta la casa, seguida por Sarah que tenía los ojos hinchados y no le quitaba la mirada al suelo. Ahora habian varias cosas que resolver y por suerte, Paul parecía estar en casa con George, ya que no habian llegado del todo cuando los vieron entrando. Esperando las dos a que resolvieran unas cosas de las nuevas canciones, para poder hablar con ellos.

-George, al fin sales. Exclamo Sarah con dramatismo, abrazándolo fuertemente
-¿Qué pasa?, ¿Por qué te ves tan alterada?
-Oh George, perdóname, fui una incomprensiva contigo, si no quieres tener hijos, está bien, no te voy a presionar
-¿Porque me estás diciendo todo esto?
-Eso no importa, lo que importa es que ya estamos bien, ¿cierto?

Contrariado, le correspondió el siguiente abrazo y beso, mientras Mía reía en silencio por la gracia que le hacía ver a su hermana así y Paul observaba -sin hacerle mucho caso a lo que pasaba-, unos dibujos que Isabelle le había acabado de dar. Mía y el también tenían cosas de que hablar, pero ahora no era el momento, porque Paul no parecía estar de muy buen humor y como si nada anuncio que Brian llegaría a cenar en la noche.

………………………………………………………………………….

Pensando que sería bueno ir a recoger el mismo, a Julián en Italia. John viajo solo a Nápoles, donde fue recibido por Cynthia, después de hospedarse en un hotel del centro e ir a ver a su hijo. Su ex esposa estaba muy cambiada, ya no era rubia, si no que andaba que su cabello estaba con su color natural, tal y como la había conocido en el instituto de arte. Le explico que se lo había hecho cambiar hacia bastante poco porque a Daniel le gustaban más las mujeres naturales. Sin embargo, John al comprender que Daniel era muy diferente a él, tampoco se dejo intimidar y paso a la casa con confianza, al mismo tiempo en que Cynthia iba a buscar a Julian.

La mansión, lo bien que estaba física y anímicamente, la ciudad tan hermosa y la vida intima que ahora tenia, hizo ver a John, que Cynthia estaba mejor de lo que esperaba. No por las cosas materiales, si no en cambio, por cosas que iban mas allá de eso y porque lo noto desde que la vio. Ambos parecían estar muy bien después de separarse y aunque a Julian aun le afectaba un poco, el niño se alegro mucho al verlo, tirándose en sus brazos y aferrándose a él, mientras John hacia lo mismo.

-Oh Jules te extrañe tanto, ¿Cómo te has portado?

Viendo como el niño solo se limitaba a encogerse de hombros, lo abrazo nuevamente, llevándolo con él a la cocina alzado, ya que acepto gustoso una taza de té caliente que le había recién ofrecido Cyn. Parecía que Daniel no estaba en casa y así era, porque al poco rato, llego con su secretaria solo de pasada, saludando sin ningún disgusto o hipocresía de por medio, a John, que lo saludo igual. La secretaria, que era una chica bastante joven, reconoció a John de inmediato, proclamándose su fan numero 1 y pidiéndole un autógrafo desesperadamente, a la vez que Cynthia la miraba con malos ojos, ya que era bastante coqueta y pensaba que se le insinuaba a Daniel.

-¿Por qué esa cara?. Le pregunto el chico, con preocupación
-Tu secretaria, ya sabes que me molesta
-No debería, es una buena chica
-Pues me da mala espina, lo siento
-No seas tan inmadura Cyn, solo le está pidiendo un autógrafo a John, no tiene nada malo
-No es por eso Daniel
-¿Entonces?
-Es porque le coquetea al igual que lo hace contigo
-¿Disculpa?, ella no me coquetea
-Si claro…
Molesto por el comportamiento de Cynthia, se fue rápidamente a recoger los papeles por lo que había ido y le pidió a la chica que se fuera ya a la oficina, despidiéndose solamente de John y Julian e ignorando a Cynthia que roja de la rabia, se fue por un tranquilizante.

-¿Qué te pasa?
-Nada John, déjame sola
-¿Paso algo con él?. Pregunto de nuevo John, de forma insistente
-Ya te dije que no es nada y no, no paso nada
-No parece, estas como cuando discutías conmigo
-No me recuerdes esos días. Contesto amargamente, luego de tragarse la pastilla
-Lo siento, a mí tampoco me gusta recordarlos…
-Tengo miedo John, tengo miedo de que Daniel me traicione. Confeso la chica finalmente, con los ojos llorosos
-El no te va a traicionar, no es como yo
-Pero a veces las mujeres se le insinúan como hacen contigo y me da miedo, mucho miedo
-Solo tenle confianza, o habla con el

Haciéndole gracia la forma en que Cynthia, se trataba de desahogar con él, la fue a abrazar  para fastidiarla un poco. Sin embargo, ella no se fastidio, si no que se tranquilizo y pensó en tomar su consejo. Amaba a Daniel, y estaba seguro que el a ella, pero tenía que tenerle confianza y dejar sus traumas de lado…..si es que funcionaba.

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Con Ringo todavía serio por al altercado que había tenido con Victoria días atrás. La chica un poco aburrida, pensó en llevarlo a un circo que se estaba presentando en las afueras de Londres. Desde niña le había gustado mucho el circo y aunque este le podía provocar una fuerte nostalgia, se las arreglo para convencer al chico, que después de tantas insistencias, termino aceptando. Si eso hacia feliz a Victoria, ¿Por qué no intentarlo?.

La gran carpa del circo, estaba en medio de un campo abierto, sin casas o edificios cerca. No era un circo convencional, era uno diferente, de un grupo de personas diferentes. No habian animales, ni fenómenos, ni siquiera payasos. En realidad, el circo parecía estar compuesto por alguna clase de gitanos que hacían todo tipo de espectáculos en el escenario. El precio de la entrada, se pagaba con dinero, pero no daban un tiquete, si no algo distinto que Ringo y Victoria reconocieron de inmediato, al igual que todos los demas asistentes: una tableta de LSD. Una de las cosas que aportaban a la magia y funcionamiento del show, era el acido y pareciéndole intrigante y emocionante, Victoria fue la primera en partir un pedazo y ponérselo en la lengua, seguida por Ringo que no tuvo más alternativa.  Esa era la segunda vez (tercera para Ringo) que ambos consumían LSD, la última vez que Victoria había consumido, fue en una fiesta el año anterior y Ringo igual, en medio de su gira por Estados Unidos. Por lo que conocían muy bien los efectos de esta y entendieron lo que los encargados del circo querían hacer. Emocionando todavía más a Victoria que le apretaba la mano a su novio, por las ansias que tenia al estar esperando que el espectáculo comenzara.

Lo que esperaban, era empezar cuando todos los invitados estuvieran ya sufriendo los efectos de la droga, así que media hora después, salieron, con aplausos pausados y personas en prácticamente otra dimensión, donde ahora el circo se había trasladado y la función comenzaba al fin.

Victoria miraba como hipnotizaba el espectáculo, ahora completamente distinto a como lo había visto al principio. Lo que hacían, la hipnotizaba cada vez más, al igual que a Ringo y todos los demas. El hombre extraño con cabello verde, que estaba a la mitad de su truco de magia, lo noto y echando un vistazo entre el público, para ver a quien llevaba como voluntario, termino escogiendo a Victoria, que era la chica más bella que había visto allí.

Lo que iría a hacer, era envolverla con mantas de fina seda, para supuestamente convertirla en un montón de plumas. A Victoria ni siquiera le dio tiempo de ceder, ya que ni podía, pero Ringo al notar como envolvían poco a poco a su novia, entro en un ataque de histeria producto también de los efectos del LSD, levantándose de donde estaba sentado para llevársela a rastras. Victoria confundida solo se limito a reír, caminando a su lado unos metros por el campo abierto, alejándose ambos del circo e inclusive del auto.  Sin ninguno poder articular una palabra todavía. Hasta que empezaron a correr y Victoria parando de golpe, se bajo el cierre del vestido y quedo desnuda, gritando y saltando, sin que Ringo pudiera entender muy bien lo que sucedía.

-Soy Libre, lo sabía. Grito la chica completamente desnuda, en frente de el
-¿Qué haces?
-Mírame Richard, soy libre, como un pájaro

Riendo por la manera en que la chica lo decía y se exponía de esa forma, la levanto, acostándola en el césped junto a él, mirando el cielo y las nubes, riendo y diciendo cosas inentendibles…..

-Te amo Vicky
-¿Ya no me odias?
-Yo nunca te he odiado

Con un beso Victoria lo callo definitivamente, desnudándolo para que estuviera igual que ella, no importándole que de lejos se escuchaban algunos truenos y hacia ya brisa de lluvia……

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Animada por el buen tiempo y el buen humor con el que estaban todos, Mía y Paul se pusieron a cantar una de las canciones favoritas que tenían en común, del tiempo de sus padres, mientras bailaban un poco e Isabelle y Brian los miraban en el sillón con una sonrisa. El manager del chico había llegado unas horas atrás y la cena había transcurrido con mucha tranquilidad. A pesar de todo, si se podían disfrutar algunas horas de tranquilidad en la casa, al igual que de cariño porque Paul parecía estar muy cariñoso esa noche en especial y fue una lástima cuando finalmente acabaron la canción y se sentaron en el sillón, con un cigarrillo que empezaron a compartir.

-Mía, se me olvido contarte que las secretarias del fans club tuvieron la dicha de decirme que las ventas de tu libro allí, van muy bien. Comento Brian muy satisfecho aunque sintiendo que la chica no quería mucho sobre su libro
-Lo supuse, les da mucha curiosidad por saber que escribí
-No solo eso, sino porque es muy bueno. Replico Paul insistente en su punto de vista como si fuera el más importante
-Puede ser…..

-¿Y tu Paul cuando te vas a ir a arreglar el diente al dentista?
-Nunca, no me hace falta, nadie lo nota
-Yo si lo noto. Contesto Isabelle con tono inocente, para molestarlo un poco
-Tu porque te la pasas encima mío señorita, pero afuera nadie lo nota
-Pues tienes que ir a arreglártelo, conozco un dentista que puede atenderte, nadie lo sabrá
-No lo sé, no me apetece
-Oh Paul, ¿Por qué no dices que es porque te da miedo?
-No me da miedo Mía
-No parece
-Bueno hagamos un trato, lo hago antes de irnos de gira, semanas antes. ¿Qué les parece?
-Bien, me parece buena idea. Respondió Brian feliz de haberlo convencido
-A mi también, te ves un poco desagradable con ese diente quebrado a la mitad
-Gracias por tu sinceridad

Poco después, Brian se despidió y les deseo buenas noches, al mismo tiempo en que les daba las gracias por la cena. Quedando los tres solo nuevamente, con una noche ya muy avanzada y la hora de dormir ya aproximándose con rapidez. Mía deseosa de hablar con Paul sobre el tema de la escuela, acostó rápidamente a la niña, que con un beso en la mejilla le deseo buenas noches a Paul, durmiéndose apenas Mía apago la luz y dejo la puerta un poco abierta.

-¿Ya te vas a dormir?. Le pregunto la chica a Paul en voz baja, en la puerta de la habitación de ambos
-Sí, tengo sueño. ¿Por qué?
-Necesito contarte algo
-¿Qué?, ¿Qué pasa?
-Isa, tiene problemas en la escuela
-¿Cómo que tiene problemas?, ¿Qué sucede?, dímelo
-Parece que unos niños un poco mayores que ella, de grados superiores, la están agrediendo….. porque es hija tuya

Como si hubiese recibido un balde de agua fría, Paul por poco se desvanece, poniendo ambas manos en su rostro, por lo mal que comenzó a sentirse. Amaba mucho a su hija y lo menos que quería era que recibiera las consecuencias de su fama tan pequeña. Si a él lo molestaban, no le era problema, pero si a Mia o a su hija las molestaban, ya era algo peor y más personal y no lo iba a permitir.

-¿Qué se puede hacer?, ¿Quiénes son?
-La maestra no me digo, solo hará una reunión con los padres de ellos y nosotros, tenemos que ir
-Oh Mía, perdóname, todo es mi culpa
-No, no lo es
-Sí, si…..a veces te trato mal y ahora a Isabelle la molestan por mi culpa, todo es mi culpa

Impresionada por la manera en que Paul le había afectado la noticia, Mía le dio un beso para tranquilizarlo, dedicándole una sonrisa luego. Las cosas en esa familia que habian formado, podían ser muy complicadas y extrañas, pero se querían e iban a superar todo juntos, aunque fuera a costar….

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“Cuando George hizo este dibujo a los 7, dijo que se lo regalaría a su esposa, cuando se fuera a casar”. Esa frase de la Señora Harrison aun recorría la mente de Sarah, que observaba el dibujo con cuidado y cariño. Fue una sorpresa muy grata cuando Louise se lo dio delante de George y le dijo eso. Se sentía como la elegida por el, como la adecuada y como una muestra de que la habian aceptado en la familia.

Por el momento, estaba sola en su habitación, con el pijama a medio poner. George se había quedado un rato mas con sus padres, conversando en la sala, por lo que creía que no sería interrumpida. Sin embargo, así fue minutos después, al escuchar a George abrir y cerrar la puerta.

-Pensé que ya estarías dormida
-No tengo sueño, preferí contemplar tu dibujo
-No se entiende, son puros rayones
-No lo son y me gusta. ¿De veras dijiste eso?
-Sí, pero era un niño, jamás pensé que mamá lo había guardado
-Sabes George, me siento muy halagada por ello

Con una sonrisa, se metió al baño, sin saber que Sarah lo había seguido y ahora lo abrazaba por detrás, dándole besos en la espalda, mientras el trataba de zafarse ya que lo estaba asfixiando un poco.

-Suéltame, me ahogo
-Lo siento, es solo que esas cosas me emocionan
-Ya lo note, todo el día has estado algo sentimental
-¿Lo dices por lo ocurrido en casa de Mía y Paul?
-Sí, ¿Por qué dijiste todo eso?
-No lo sé, a veces ando así, sentimental y dijo esas cosas
-Pues ya no las digas mas, porque si quiero tener hijos contigo y punto


Sospechando que no solo por eso se lo había dicho, George mejor no le pregunto y le dedico otra sonrisa. Alegrando aun más a Sarah. Era el momento en donde ambos se encontraban de acuerdo en una misma cosa y Sarah no iba a desaprovechar, porque al final de todo, las cosas se podían resolver…. 

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Queridas lectoras, ¿como se encuentran?, al fin publique de nuevo y bueno aproveche hacerlo hoy, porque se acerca un fin de semana muy ajetreado con todo eso del aniversario de la Independencia. Ademas que ando de muy buen humor porque compre la nueva canción de Paul y valió mucho la pena, de hecho, quería mandárselas como forma de agradecimiento por siempre estar aquí leyendo y comentando y como esta costando conseguirla gratis, ¿porque no?. Así que si les interesa mucho tenerla en su reproductor, me dicen en el comentario si la quieren y si no me tienen agregada en ningún lado, me ponen su correo para mandárselas por ese medio ;) que estén bien